presentado por:

Valentina Nova Cortes
Diana Lopez Mahecha
Esteban Plazas
Jony Gonzalez Bernal

lunes, 27 de abril de 2015

HISTORIA

Arturo Brell llegó al Perú en 1926, de la misma manera silenciosa como desaparecería 52 años después. Venía invitado por el entonces párroco de la colonia alemana del pozuzo, un pequeño pueblo de colonos europeos ubicado en lo más remoto de la selva central. Dos años más tarde emprendía, cargado de ilusiones y acompañado por un puñado de pioneros, la búsqueda de un lugar adecuado para establecerse, a salvo de las hordas de mosquitos y las inclemencias de un clima tan hostil como extraño. Luego de no pocas dificultades el grupo finalmente fundó el poblado de Villa rica, en el valle del rio Entaz. Gracias a las bondades del suelo y los esfuerzos de los recién llegados, ayudados por los nativos del lugar, la población floreció rápidamente. Es en ese entonces que Brell encontró el tiempo necesario para dedicarse de lleno a su verdadera vocación: la observación de los hábitos y costumbres de los yáneshas y amueshas.Brell encontró que los nativos empleaban una singular forma de control de la natalidad. Siguiendo procedimientos ancestrales, los indígenas utilizaban la corteza, semillas y hojas de ciertas plantas para preparar infusiones, las que causaban en quien las ingería un poderoso efecto inmunoinductor o inmnoacelerador, evitando el embarazo. Entre las plantas consumidas, Brell identificó un arbusto trepador. La planta en cuestión era conocida fonéticamente como zavenna rossa. Más tarde, sería identificada como perteneciente al género Uncaria y se le comenzó a llamar uña de gato, en español.

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